Hospital de Jarrio clausura la Semana mundial de la lactancia. A Boal le cuesta ir al médico
Jarrio (Coaña), Nuria M. REYERO La asociación naviega de apoyo a la lactancia materna, Lactamor, clausuró ayer en el Hospital de Jarrio la Semana mundial de la lactancia, que finalizó con la entrega de premios del concurso infantil de dibujos. Además de con Clara Pérez, presidenta del colectivo, el acto también contó con la presencia de la directora general de Salud Pública, Amelia González, quien calificó el hecho de amamantar de «fuente de salud, ya que cuando lo hacemos, estamos criando niños sanos». El Hospital de Jarrio, cabecera del área sanitaria uno, esta calificado como Hospital Amigo de los Niños por UNICEF. El centro hospitalario de Coaña apuesta por incentivar a las madres a que den el pecho a sus hijos dado que, según defiende el equipo de médicos y expertos, los beneficios son incalculables tanto para la madre como para el bebé. Todos los años el hospital celebra un encuentro con las madres que apuestan por dar de mamar a sus hijos y que dieron a luz en el centro. En los últimos años, la cita ha aumentando en número de participantes, algo en lo que ha tenido mucho que ver la defensa de la lactancia materna desde el centro hospitalario. A Boal le cuesta ir al médico. Boal, Nuria M. REYERO (La Nueva España) Si ir al médico asusta a más de uno, el miedo se incrementa aún más para los vecinos de Boal. Y es que ir al ambulatorio de esta localidad, ubicado en la cima de una larga rampa, ha supuesto más de un disgusto para sus habitantes. Ya han sido varias las personas que han sufrido una caída en esta cuesta. La gran pendiente se convierte en un gran obstáculo para aquellos que quieren acudir al centro de salud, especialmente cuando se trata de pacientes y de personas de avanzada edad. Además, el mal tiempo dificulta el acceso a los usuarios del consultorio, tanto a pie como en coche. «En invierno es mucho peor, porque hay veces que se forma hielo y la gente y los coches resbalan», señala Carlos Pérez, un boalés que ya ha visto como su mujer, víctima de un infarto, tuvo que ser llevada en coche hasta el consultorio local y casi no pueden subir hasta el centro por causa de la capa de hielo.
La posibilidad de acudir en vehículo propio podría ser una solución, pero a la mala accesibilidad hay que añadir el escaso número de plazas de aparcamientos, insuficientes para el alto número de usuarios del centro.
Por su parte, Rosa González, vecina de Boal desde hace apenas unos meses, ve la larga cuesta que se dirige al ambulatorio como «un gran impedimento», sobre todo «para las personas discapacitadas y la gente mayor». Subir la rampa se convierte en un suplicio para muchos, pero bajarla es, si cabe, mucho más peligroso «especialmente con lluvia». Así opina, al menos, Edita Díaz, quien ya se ha inventado un método para facilitar la subida al centro. «Voy haciendo como eses», porque así me cuesta menos, comenta. Esta anciana asegura que no sólo la gente de edad avanzada ha sufrido un percance en la rampa. «Una joven cayó al bajar y tuvo que cerrar incluso el comercio. Todavía empieza a andar bien ahora, después de dos meses», afirma.
Son muchos los boaleses que ya se han planteado emitir un escrito con el objetivo de reclamar una mejora en el acceso al ambulatorio. El alcalde de Boal, José Antonio Barrientos, ya ha tomado medidas con la puesta en marcha de unas obras en las inmediaciones del consultorio, las cuales están subvencionadas por el Principado y suponen un coste aproximado de 44.000 euros. «Estamos haciendo una rampa para eliminar las barreras arquitectónicas y que la gente mayor pueda acceder sin problemas», señaló el primer edil. Sin embargo, la solución no convence. Los vecinos del concejo quieren que el ambulatorio se ubique en un bajo accesible ya que creen que las obras no podrán dar solución a la inclinada pendiente y porque, además, es una promesa del equipo de gobierno local que ahora opta por hacer una mejora del acceso.
Hasta que se construya el nuevo centro, los vecinos de la localidad tendrán que seguir enfrentándose al temido camino que los conduce al centro sanitario.
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